La epilepsia es un desorden neurológico muy incómodo para quien lo padece, ya que, preso de un “ataque” ocurre un recorte de ese segmento de tiempo en la vida voluntaria y consciente del individuo y en un instante, se encuentra en el piso tirado sin saber bien qué pasó. Edgar Alan Poe, Charles Dickens, Agatha Christie y Dostoievski son algunos personajes célebres que la padecieron. Mucho más atrás en la historia, ya los escritores de los libros bíblicos relatan dentro de los milagros de Jesús curaciones médicas notables. Enderezaba columnas torcidas, bajaba la fiebre y detenía hemorragias, aniquilaba como si fuera un mágico esterilizador instantáneo a las bacterias más resistentes, por ejemplo, al agente causal de la lepra y hasta curaba cualquier perturbación neurológica que le presentaran, como aquel endemoniado que quizá fuera un epiléptico bromista o un esquizofrénico tal vez, aquel hombre de Gerasa atado con cadenas y engrillado, a quien le sacó los espíritus malignos que lo poseían (ver Marcos 5 ,1-20). El gran médico griego Hipócrates, 400 años antes, ya decía que la epilepsia, llamada en ese entonces “la Enfermedad sagrada”, nada tenía de divina y que su origen se hallaba en la cabeza y que los dioses no tenían que ver con ella.
La epilepsia en los perros es uno de los padecimientos frecuentes dentro de las consultas neurológicas en una clínica y para llegar a diagnosticarla hay que hacer una serie de estudios para descartar las otras causas de los llamados ataques. El corazón, el hígado, los riñones, el páncreas y la tiroides son algunos órganos a evaluar, porque cuando están afectados, en ocasiones pueden dar síntomas que se parrecen a una convulsión. Cualquier inocente bultito en piel o tejido subcutáneo, es decir , un pequeño nódulo, también debe tenerse en cuenta, ya que existe un tumor en los perros que produce episodios similares a un desmayo y el dueño del perro puede confundirlos con epilepsia: el Mastocitoma. Para entenderlo fácil, puede uno imaginarse que durante las verdaderas convulsiones, es como si hubiera una serie de cortocircuitos eléctricos en una zona del cerebro, un chisperío en las terminaciones de algunas neuronas. Algunas enfermedades infecciosas producidas por virus y bacterias pueden producir lesiones en en sistema nervioso de manera que dejan como secuela una lesión que dispara convulsiones en forma episódica. Existen tratamientos para disminuir la frecuencia de los episodios y a veces podemos lograr que sean muchos menos o que desaparezcan, pero existen algunos casos en los que es muy difícil manejarlas.
Tan intensa es la potencia desplegada en esos ataques, que en la biblia se cuenta que fueros dos mil chanchos que se tiraron de un precipicio al mar y eran los espíritus malignos que fueron expulsados de la cabeza del famoso endemoniado. ¿Quién puede afirmar que no era un epiléptico? Lo curioso es que no se ubica el mar en el que se suicidaron porque Gerasa es una ciudad mediterránea.
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Tan intensa es la potencia desplegada en esos ataques, que en la biblia se cuenta que fueros dos mil chanchos que se tiraron de un precipicio al mar y eran los espíritus malignos que fueron expulsados de la cabeza del famoso endemoniado.