Hay mucho en común entre las sectas religiosas, los ufólogos y los que creen en alguna forma de pseudoterapias que aún sin ninguna prueba que demuestre la realidad de sus teorías, ellos creen igual.
En el caso de las terapias llamadas alternativas, alcanza sólo con un: "porque a mí me funcionó, o a una prima, o a una tía.
Hay una clara relación entre el pensamiento mágico religioso justamente en Hannemann (el inventor de la Homeopatía), que también puede observarse en todos los promotores de esta disciplina.
Un dato curioso: la mayor parte de los homeópatas norteamericanos del siglo XIX, los contemporáneos y seguidores de Hahnemann, eran miembros de la Iglesia Swedenborgiana.
Emmanuel Swedenborg podría considerarse el eslabón perdido entre teología y homeopatía.
Swedemborg fue un sueco inventor de la llamada Teoría de las tres esferas y de las correspondencias.
Según sus postulados habría tres esferas en una persona: una esfera divina, una esfera espiritual y la esfera del cuerpo físico y estás esferas tienen vinculaciones que sólo algunos son capaces de entender.
Los que pertenecen a ese grupo que comparten ese misterioso conocimiento.
De esto derivan toda suerte de relaciones entre las emociones y enfermedades del cuerpo específicas.
Emmanuel Swedenborg también inventó una iglesia propia autoproclamándose nuevo profeta que habría recibido las indicaciones precisas para esa Iglesia cristiana que él comandaría y que es La Verdadera.
Con órdenes del mismísimo Jesucristo resucitado que según relató se le presentó y tuvo una conversación igual que aquel ángel que también se le apareció al señor Joseph Smith para que fundara otra Iglesia, la de los Santos de los Últimos Días y que de unas misteriosas placas de oro tradujera lo que hoy se conoce como el Libro del Mormón, según se dice con auxilio divino, allá por el 1830, texto sagrado que venía a completar a la Biblia. Es muy curioso pero son dos historias muy parecidas.
De la concepción filosófica de Emmanuel Swdemborg justamente bebieron todos los homeópatas que le siguieron, con James Tiller Kent como su mayor discípulo, reconocido por él mismo y en algunos textos de homeopatía se mencionan a muchos homeópatas adeptos a estas explicaciones y seguidores como Hering, Garth Wilkinson, Otis Clapp, Hans Gram y John Ellis.
Otros agregan además a Rafael, Hempel, Grimmer, Farrington y Boericke.
Swedenborg decía que a modo de un Fausto podía visitar a voluntad los cielos y el infierno sin la necesidad de hacer un pacto diabólico.
Sus revelaciones fueron motivo de admiración por escritores como Balzac y Borges pero seguramente ellos no se tragaban lo del viaje al mundo de los espíritus y sus conversaciones con Ángeles.
En pleno siglo XXI es una vergüenza que se cite a Hahnemann o a Kent o a cualquier charlatán como referencia para tomar tal o cual camino terapéutico y embaucar inocentes crédulos aunque sean los citadores profesionales médicos o veterinarios.
Cita de Kent en Escritos menores, aforismos y preceptos:
"¿Qué es la Homeopatía?
Debe ser, ningún hombre lo sabe, sólo Dios conoce la fuerza y el aliento del misterio insondable intrincado; la parte conocible de esta ciencia, si es que puedo usar esta palabra, consiste en observar los fenómenos desencadenantes de las enfermedades drógales y los fenómenos de la enfermedad, en reunir y agrupar a los similares, seleccionando de acuerdo con la semejanza y en esperar los resultados."
Cómo dice el dicho: más claro, ¡échale agua!
Hay muchos más avistamientos de ovnis y relatos de abducciones por naves extraterrestres que el número de trabajos científicos hechos con homeopatía en pequeños animales avalados por instituciones independientes.
Una reunión de homeópatas sigue siendo una secta.
Por la fé que se necesita para creer a modo de doctrina eclesiástica incuestionable, por su aislamiento que no acepta el espíritu crítico profesional, por su pretensión de sabiduría oculta y sus textos reservados para iniciados. ¿Se necesita algo más?
Que la universidad de la República abra sus puertas para un grupo de homeópatas y sus fantasías no es más que un signo de decadencia de la educación terciaria, su adhesión a lo políticamente correcto y la pérdida de su capacidad crítica, salvo que hayan presentado los trabajos de investigación requeridos y que las autoridades los hayan avalado.
Esperamos que la colegiatura de la profesión lleve a una toma de posición sobre el tema.
Hay una asimetría desproporcionada casi inexplicable e injusta que es la forma como se encara el tema y ponemos un ejemplo:
si a un laboratorio de fármacos probados por la ciencia que sí funcionan para su utilización en el mercado, se les pide una enormidad de condiciones y pasos necesarios, material bibliográfico referenciado de apoyo, un veterinario responsable, declaraciones y tributos varios al día, trámites para su certificación y aprobación, controles de calidad, número de registro, fecha de caducidad, etcétera, etcétera, ¿porqué se es tan laxo con un remedio homeopático?
Parece que nos tratan de estúpidos.
No compre obeliscos.
Pida pruebas.
Dr. Pablo Butler
Volver
